La especie humana, prevalida de su
fuerza, obnubilada por su tecnología, enloquecida por la lógica del capital, le
ha declarado una guerra de exterminio al mar y a sus pobladores. La humanidad
extrae de los mares y océanos más de cien millones de toneladas de seres vivos
al año, de los cuales más del 20% son descartados y desechados, 20 millones de
toneladas de peces a los que se les quita la vida sólo para ser arrojados como
basura al mar. Pero no sólo hemos desencadenado una limpieza étnica en contra
de sus moradores, también lo hemos atacado con todos los venenos y tóxicos que
nuestra locura tecnológica ha producido.
La vida es un milagro que está más allá
de nuestra comprensión, y deberíamos reverenciarla hasta cuando tenemos que
luchar contra ella. - C.J. Briejer
La estupidez es la principal
característica humana. El estúpido, a diferencia del imbécil patológico, es
consciente de sus actos aunque le sean nocivos, sin embargo persiste en ellos.
Manfred Max-Neef
La humanidad extrae de los mares y
océanos más de cien millones de toneladas de seres vivos al año, de los cuales
más del 20% son descartados y desechados, 20 millones de toneladas de peces a
los que se les quita la vida sólo para ser arrojados como basura al mar. Cada
hora se vierten unos 675.000 kilos de basura al mar, de los cuales un 50% son
plásticos que no se degradan y que matan al año más de 100.000 mamíferos y
tortugas marinas. Este problema es tan serio que en el medio del océano
Pacífico ya existe una isla de desechos plásticos de tres veces el tamaño de
Venezuela. Los vertidos “normales” de hidrocarburos al mar se contabilizan por
decenas de miles de barriles al año, esto sin contar con accidentes como el
producido el pasado año en una plataforma de la empresa BP en el golfo de
México, que derramó millones de barriles durante más de cuatro meses.
La agresión por parte de la especie
humana en contra de los mares ya ha producido bajas entre estos. El mar de
Aral, situado entre Kazajistán y Uzbekistán, era el cuarto lago más grande del
mundo; un típico megaproyecto desarrollista de riego de los años cincuenta,
llevado adelante por el antiguo régimen soviético, llevó a que este ecosistema
de casi 70 mil kilómetros cuadrados, al serle retirado los caudales de los dos
principales ríos que en él desembocaban, hoy casi haya desaparecido.
En la guerra de agresión y exterminio
que la humanidad pareciera haberle declarado al mar no sólo hemos desencadenado
una limpieza étnica en contra de sus moradores, también lo hemos atacado con
todos los venenos y tóxicos que nuestra locura tecnológica ha producido:
Venenos químicos como los que derramamos en la bahía de Minamata en Japón, o
como los que producen nuestra plantas petroquímicas como las del Tablazo y
Morón acá en Venezuela; desechos nucleares como los arrojados este año en
Fukushima o los que produjeron los ensayos nucleares franceses y
estadounidenses en el Pacífico o vertidos petroleros como los que el año pasado
vertió en el Golfo de México la torre petrolera Deepwater Horizont de la
petrolera British Petroleum (BP).
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